sábado, 8 de agosto de 2009

11-M



11-M


El día amaneció oscuro,
el cielo gris se teñía,
miradas de aburrimiento,
gente que iba y venía.

Andenes llenos de infarto,

prisas por coger asiento,
niños con cara de sueño
y otros amodorramientos.

Ha sonado la campana
y el tren retoma el viaje,
igual que cada mañana
por la estación de peaje.

Pero hoy algo es diferente,

sin apenas sospecharlo,
ronda de cerca la muerte
y a muchos quiere atraparlos.

De pronto todo se nubla,
se oye una gran explosión,
todos quedan apresados
sin encontrar la razón.

Amasijos de sillones,
cristales por todos lados,
cuerpos sangrado dolor
y muertos aprisionados.

Gente qué grita de miedo,
otros de incredulidad,
no saben que está pasando
con tanta agresividad.

Han explotado vagones,
han muerto seres humanos,
han derrotado mil sueños,
han mutilado mil manos.

Han destrozado mil cuerpos,
asesinos y matones,
carentes de sentimientos
y en fanáticas misiones.

Hoy se han echado a la calle

civiles y sanitarios,
y Madrid ha sido ejemplo
de un proceder solidario.

En el nombre de Dios Padre
Alá ha dictado sentencia,
y yacen mil vidas rotas
sin bendición ni clemencia.


Aurora Arriaza

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